Sexta sesión dominical
Sábado, 18 de Noviembre de 1995, en la Casa de la Danza en Santa Monica.
Por Corey Donovan
traducción por José González Riquelme
[Kylie, Reni, Nyei, Grant y Ellis estuvieron presentes. Los visitantes argentinos incrementaron el grupo normal de unos 40 a aproximadamente 50.]
Castaneda pregunt?si nos había gustado el seminario [del 10 al 12 de Noviembre en Culver City]. Nos dijo que había tenido un gran impacto en ellos, y que la energía combinada de los asistentes "hizo que ocurrieran cosas". Nos dijo que, como consecuencia, "era capaz de ver cosas". Por ejemplo, ahora podía ver que los huevos luminosos de las mujeres tenían "lo que parecía como un pequeño asiento en la parte superior, como la tapadera de una tetera". También coment?que Carol estaba "más feroz que nunca". Asegur?que nuestro grupo, los 40 del domingo, habíamos "traído" a los otros, a la gran cantidad de participantes nuevos en el seminario, infundiéndoles el sentimiento de que "algo importante" estaba ocurriendo.
Castaneda nos dijo que, en ese seminario, había una mujer que era "roja como una rosa", sentada a su izquierda. Pens?al principio que debía ser Merilyn Tunneshende. Pero Tunneshende result?ser la "criatura muy angustiada" sentada junto al "individuo en la posición del loto", a su derecha. Explic?que los huevos luminosos de los brujos cambian "del blanco a un rojo como el de la rosa" ("no el de la pintura roja") cuando están "a punto de quemarse."
Castaneda asegur?que él veía que nuestros cuerpos energéticos estaban "simplemente colgando por ah?" y que todo lo que necesitaban era "un pequeño giro" para colocarlos en su sitio, de manera que pudieran moverse. Nos dijo que sentía como que quería darnos ese "jalón o giro", y prometi?que cuando nos colocara en nuestro sitio, nos daríamos cuenta que "el cuerpo energético siempre había estado ah?quot;.
Castaneda afirm?que nuestra masa "me sostiene" (se inclin?hacia atrás para demostrar cómo le hacía sentir algo detrás de él), "el tiempo suficiente para que pueda agarrar un poco más" de la "inconcebible energía" que recibi? antes de terminar, inevitablemente, "por caerse."
Castaneda nos reprendi?para que no tratáramos estas reuniones de fin de semana como "una obligación pesada." De nuevo ridiculiz?la manera en que la gente habla sobre el tiempo que han pasado en la escuela, como si fuera una "sentencia de prisión" a la que hubieran sido condenados. Nos advirti?que para poder continuar practicando lo que se nos había dado, "no teníamos que complicarlo".
Castaneda indic?que lo más importante para nosotros era el silencio. "Esto suena sencillo," reconoci? pero algunas veces tenemos que trabajar duro para conseguir el silencio que necesitamos. Indic?que nuestros "enemigos ahora" eran la gente que hacía ruido a nuestro alrededor. Nos cont?que había vivido en un apartamento en un sótano en Oceanside, junto a otro apartamento que había alquilado una mujer para que su hijo tuviera un sitio para hacer prácticas de piano regularmente, y as?no tener que hacerlas en casa. Esta práctica constante con el piano se convirti?en tal molestia que Castaneda le pregunt?a don Juan que podía hacer. Don Juan le dijo que "pidiera al intento que inundara el sótano". Castaneda lo hizo y, posteriormente, el sótano se inund? de manera que el piano alquilado que usaba el chico qued?destruido. Castaneda achac?lo sucedido a la casualidad, no queriendo creer que él (o su llamada al intento) pudieran haber causado la inundación. Pero, "¿quien sabe?"
Castaneda también habl?de cómo la energía se queda "atrapada". Por ejemplo, estancarse en antiguos insultos y otras experiencias negativas. Nos cont?que había una mujer mayor en uno de sus seminarios en México que había sido estudiante de Gurdjieff. Cuando le preguntaron si tenía algún pesar, dijo que todavía estaba apesadumbrada, porque en 1927 "habían dicho que ella era la amante de Ouspensky, y no era verdad".
Castaneda habl?sobre las relaciones entre los restantes discípulos de don Juan. Se describi?a s?mismo, a Carol y a Florinda como discutiendo acaloradamente todos los días. Nos dijo que Taisha se queda callada. Ella "nos ayudar?a quedarnos o nos ayudar?a marcharnos, pero le es indiferente" lo que hagan. Florinda le culpa por hacer cosas, diciendo que él "siempre comete errores", o señalando que si no comiera pan, "sabría qu?hacer". Castaneda explic?que era alérgico al trigo, pero que le gustaba tanto el pan que se lo come por hogazas. Me gusta tomar una rebanada de pan, poner otra encima y una tercera arriba de todo". Pero brome?diciendo que "se reprime para no comerse un kilo entero".
Nos sugiri?que cuando la gente nos llame por teléfono, deberíamos contestar como si fuéramos un contestador automático, diciendo que no estamos en casa. Asegur?que, de todas maneras, tenemos que mentir para que la gente nos crea, "as?que ¿por qu?no decir cualquier cosa que nos apetezca?" Brome?acerca de ladrar detrás de las puertas para espantar a las visitas. "Háganlo como una maniobra de acecho", nos aconsej? Nos dijo que le dijéramos a la gente que íbamos a comprar una cinta grabada con ladridos de perro para asustar a los intrusos, y as?la gente creería que era la cinta cuando nos oyeran ladrar. "Pero si tenéis un 'guau, guau' poco convincente", brome? entonces os reprocharán "haber comprado una cinta barata". Hizo como que nos imitaba al aceptar nosotros los supuestos reproches, diciendo: "S? soy malo, as?que compr?una cinta mala". También parodi?a alguien ladrando poco convincentemente cuando su suegra llamaba a la puerta.
Castaneda nos dijo otra vez que La Gorda había "estallado". Nos dijo que había otra mujer, "otra gordinflona, con ella [Cecilia]. Taisha, Florinda y Castaneda estaban presentes cuando ocurri? "Taisha no perdi?su sangre fría", cont? Castaneda, y le dijo a La Gorda que "cambiara canales". Taisha "incluso le sopl?en la oreja para hacer que cambiara canales, pero La Gorda estaba demasiado aferrada a su compulsión". Florinda y Castaneda "se derrumbaron", asegur? Castaneda no podía entender cómo un brujo que había elevado su conciencia tanto pudiera morir de esa manera. Ahora s?que La Gorda nunca rompi?el haz" que conectaba su punto de encaje con el punto de fijación del "yo", que tenemos en el suelo frente a nosotros. Nos dijo que si nos veía a alguno de nosotros con un haz sin romper, nos ayudaría a romperlo, de la misma manera que don Juan sac?el "clavo" que constituía el egotismo en Castaneda y sus otros discípulos.
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Castaneda nos enseñó un nuevo movimiento: hacia adelante de dos pasos, comenzando con el pie izquierdo, al mismo tiempo que la mano izquierda describe un arco lateral y luego, con la palma estirada mirando al frente, retrocede de golpe para colocarse junto a la cadera izquierda. A continuación, se dan dos pasos hacia atrás, haciendo el mismo movimiento con la mano (y la mano derecha con la palma ligeramente delante del cuerpo), luego un paso hacia la izquierda con el pie izquierdo y doblando la rodilla al inclinarse hacia abajo (haciendo "sonreír" a las suprarrenales con placer), y luego girando, de manera que miremos en sentido contrario, mientras las manos describen un arco por arriba hacia la derecha y después alrededor y hacia atrás, por la izquierda. Él había mencionado al principio que nos iba a enseñar "un movimiento importante hoy". Mientras nos desmenuzaba el movimiento, nos explic?que el enfoque del movimiento estaba en las suprarrenales.
Castaneda se ri?al mencionar cuando las Chacmoles nos enseñaron los pasos de baile de Silvio Manuel en el seminario [de Noviembre], haciéndonos creer que íbamos a armarlos gritando, y luego haciéndonos bailar a todos juntos un tango (un bolero en realidad) con los pasos de Silvio. Nos dijo que creía que Silvio Manuel había "bailado el camino" que lo llev?al otro lado.
Nos dijo que la niña de diez años [Carola] estaba tan "preparada para partir" como él. Ella le había preguntado: "No te he hecho perder el tiempo, ¿verdad? Él le pregunt?si "echaba de menos a alguien", si se acordaba de sus abuelos. Al principio dijo que no, pero luego admiti?que s? que los había echado de menos "por un momento". Ella le dijo: "Tu y yo somos iguales. Los echamos de menos desde lejos". Castaneda nos mostr?cómo esto lo golpe?directamente en el corazón.
Se quej?de que siempre le pedía a su agente [Tracy Kramer, más tarde conocido como "Julius Renard"] que le contara historias sobre su recapitulación. El hombre siempre decía que su vida era "muy aburrida", pero sabía que Castaneda siempre usaba las historias de los demás para ilustrar algunos puntos de sus charlas, y no estaba dispuesto a que Castaneda contara alguna de las suyas. "La única historia que me ha contado" era de cuando Tracy era niño "e hizo que una compañera de la escuela, Dorothy Manners, se hiciera pis en sus pantalones. El director le dijo que no se lo diría a sus padres si prometía decírselo él mismo. Pero no lo hizo nunca. Siete años más tarde" Tracy aún estaba "atormentado por el remordimiento por no haberle dicho a sus padres que había hecho que Dorothy Manners se hiciera pis en los pantalones". Esto le record?a Castaneda una frustración que lo consumía: cuando se enter?que el director del internado, que en una ocasión le había dado de bofetadas por toda la habitación, había muerto de un ataque al corazón, de manera que Castaneda ya nunca podría "vengarse dándole de bofetadas al tipo".
Castaneda mencion?que cuando Florinda era niña sus padres solían ponerle un pequeño bigote y ella se ponía a imitar a Hitler. Su grupo aún le pedía hacer esto algunas veces, pero Castaneda aseguraba que al cabo de un rato tenían que pararla "porque se deja llevar por el entusiasmo". Una vez hablaron con un "indio muy aburrido que era estrella de cine", al cual "sólo se le despert?el interés" cuando Castaneda le dijo que Florinda era hija de Martin Bormann. El hombre la mir?y dijo entusiasmado: "S? podría ser. ¡Se parece a Martin Bormann!"
Castaneda coment?que era importante para nosotros, al principio de este camino, dar las gracias a los que nos han ayudado. "Más tarde, es irrelevante e inapropiado dar las gracias a nadie".
Castaneda nos dijo que no comentáramos estas sesiones con nadie. Explic? que si le decíamos a la gente lo que estábamos haciendo, tratarían de disuadirnos. "Los polluelos no quieren que ninguno se separe del grupo", nos dijo. Imit?a alguien preguntando: "¿A dónde vas de 1 a 3 los domingos?" Nos dijo que, "como maniobra de acecho", deberíamos "simplemente callarnos". Predijo que, más adelante, nuestra energía sería tan fuerte que la gente ni siquiera intentaría disuadirnos, o incluso preguntarnos qu?estábamos haciendo. "Sin embargo, por ahora, necesitáis la protección del silencio".
Castaneda cont?la historia de una mujer cuya madre tenía miles de fotos suyas en diez o más álbumes grandes, en casa de su madre. Le dijeron a la mujer que recogiera los álbumes de casa de su madre, para destruirlos. La mujer "no podía ni siquiera concebir ser capaz de hacer una cosa as?quot;. Años más tarde, la mujer s?recogi?las fotos de casa de su madre, "pero para entonces ya no importaba. Tenéis que hacer tales cosas cuando parecen inconcebibles, para que tengan impacto. Hacerlo más adelante es irrelevante", explic?
Castaneda habl?sobre el Explorador Azul [Nury Alexander] y cómo estaba simpre alerta y usaba las palabras para producir el máximo efecto. Nos cont? que ella discutía mucho con él sobre cómo él debería usar su energía (es decir, que debería "acumularla para dar el salto"), y no le parecía bien que se reuniera "continuamente" con nuestro grupo. Castaneda nos dijo: "Yo no le digo nada. Ahora, después del taller, ella ha sugerido que reúna el grupo un domingo, de manera que ella os pueda leer algo". Castaneda, actuando como si no se fuera a encontrar con nosotros nunca más, le contest? "Kylie probablemente pueda buscar sus números y llamarlos para que se reúnan de nuevo". Castaneda se dirigi?entonces a Adam y Michael Salter para pedirles específicamente que no dijeran nada al Explorador Azul sobre las sesiones dominicales [puesto que ellos la veían a menudo por los alrededores de la Universidad de California donde vivían].
Castaneda mencion?que Carol Tiggs iba a la universidad para conseguir su doctorado, y que uno de sus profesores se le acerc?a pedirle que almorzara con él. El hombre le dijo: "Ya sabes que la política de la escuela no nos permite ser amantes, pero me gustaría llegar a conocerte mejor". Este tipo le pidi?que le contara todo sobre ella, y Castaneda asegur?que ella "usa la mirada con él y lo duerme inmediatamente. Cuando se despierta piensa que ha estado sosteniendo una conversación fascinante". Castaneda afirm?que esto había ocurrido varias veces; Castaneda nos dijo que le habría gustado estar all?"para ver al tipo". Pensaba que esto era un "uso fascinante de los poderes de los brujos".
No íbamos a poder asistir a nuestra próxima sesión dominical de 1 a 3 p.m. en el estudio de danza, porque todavía no habían hecho una reserva permanente. Castaneda nos pregunt?si deberíamos hacer de ese tiempo de los domingos una cosa regular. Por supuesto, gritamos "¡S?" Y eso es lo que iban a hacer.
Resumen de los pases enseñados
Sesión VI.
1. Empujón a las suprarrenales y lanzamiento:
- pierna izquierda adelante, brazo izquierdo tenso arrojar
- pierna derecha adelante, " " " "
- pierna derecha atrás, " " " "
- pierna izquierda atrás, " " " "
- dar un giro 180 grados
- lanzamiento en sentido de las agujas del reloj