Sesiones nocturnas de Cleargreen, Parte II
Por Corey Donovan
traducción por José González Riquelme
Viernes, 28 de febrero de 1997, Casa de la Danza, Santa Mónica, 8-9 p.m.
[Por parte de Cleargreen estaba presente la banda de siempre, excepto Nyei, Fabricio, Carol, Talía, Gavin y Lorenzo. Nosotros, los cinco habituales del grupo dominical, éramos —Paul, Greg, Marcos, Darby yo?además de Kathleen Seligman, Keith y Pablo.]
Castaneda explicó que Nyei y Fabricio no iban a venir, porque Nyei había perdido parte de su manuscrito. Ella estaba tratando de enviar algo a algún sitio y el modem se averió. "Y no tiene la suficiente disciplina para hacer una copia de seguridad", se quejó. Fabricio es un experto en ordenadores y está tratando de ayudarla. "Yo 'leí' este material —No soy escritor. Y si pierdo lo que he 'leído', ya no puedo volver a conseguirlo. Quiero, sobre todo, terminar esto". (Mencioné que existían programas para recobrar información, de manera que Reni se me acercó al final para averiguar lo que yo sabía de cómo recuperar información perdida en un Mac.)
Castaneda señaló a Reni y dijo: "Esta es la más extraña de las criaturas. Ella y Nyei son muy raras. Sus configuraciones energéticas son poco corrientes". Nury señaló entonces frente a ella, diciendo: "Pero que pasa con... " Tardamos un minuto en darnos cuenta de que se estaba refiriendo a Taisha, que estaba frente a ella. "Desde luego, Taisha es la más extraña de todos", respondió Castaneda.
Castaneda imitó el tono monocorde de Nyei, y nos dijo que él siempre estaba intentando conseguir que pusiera algo de vida en su voz. "Tienen una configuración muy parecida, y es muy diferente de lo que hemos visto en las demás personas".
Hicimos seis pases, los tres que ya habíamos hecho al principio de la semana y tres nuevos: agarrando en la parte delantera y llevándolo hacia atrás a la zona de las suprarrenales y restregándolo allí; girándose hacia atrás, agarrando y llevándolo hacia adelante y hacia abajo, aplicándolo en el lado opuesto; y haciendo una parada lateral muy elegante hacia adelante, bajando y aplicándolo. Se suponía que iban a ser seis pases nuevos para comenzar la secuencia de los no-haceres. Nos dijo que éstos eran para abandonar el "crepúsculo de Onán".
"Una libra de grasa necesita 50.000 kilómetros de capilares para nutrirse". Florinda se quejó: "Pero tú estás demasiado delgado. Pareces enfermo". Castaneda respondió: "No quiero ninguna grasa. Grant la va a perder pronto. Pero Grant no puede ponerse a régimen, necesita demasiada energía. Ponerse a régimen no es bueno si eres muy activo y necesitas mucha energía. Lo que hay que hacer es eliminar el azúcar, y entonces desaparece".
"Yo tenía un amigo, llamado Cyril, en la Universidad de California en Los Ángeles, que tenía unas piernas que prácticamente le llegaban al cuello. Tenía aspecto muy sajón, con nariz aquilina. Estuve en la Universidad recientemente, viendo cosas que no había visto en 20 años. De repente el ascensor se abrió y allí estaba Cyril, un tipo enormemente gordo. No dije: 'Hola, Cyril, ¿qué es de tu vida?' Hice mi comentario habitual: '¡Cuanto tiempo sin verte! ¿Qué hay de nuevo?"
"Cyril me invitó a su oficina. '¿Qué, una oficina?' Cyril era ahora el director del Departamento... de mi Departamento. De manera que todavía anda por ahí, pero está muy viejo. Es terrible lo que hacen los años. Creía que yo estaba demasiado flacucho, y le recordaba a su abuelo, sólo que su abuelo no tenía dientes".
"Cyril y su esposa eran grandes alcohólicos. Con genes increíbles. Se tomaba de un trago una botella de whisky escocés como si nada. Me preguntó: '¿Por qué me das esto? ¿Por qué no me das algo sólido de verdad, con substancia?' Así que le compré un garrafón de 20 litros de Ron Rico e hice que se lo entregaran en su casa. Los espié desde la otra acera con prismáticos. El hombre salió de su casa y miró a todos lados. Su esposa también salió y se pusieron a mirar en todas direcciones, como animales extraños. La gente no lo vio durante una semana o así. Se lo bebieron todo. Y aún aguanta. Ya no es capaz de pensar, pero ¿qué importa? De todas maneras son sólo pensamientos de Voladores".
"¿Qué palabra se usa para el revestimiento interior del techo del coche?", nos preguntó Castaneda sin venir a cuento. La gente sugirió cosas como "forro del techo" y "guarnición". Florinda le preguntó cuál era la palabra en español. Castaneda respondió: "No tienen ninguna. No tienen revestimiento en los coches".
Castaneda nos preguntó: "¿A quién le gusta 'Kids in the Hall'?" Keith y yo levantamos la mano, así como las mujeres que estaban junto a Nury. Florinda comentó: "¡Ah, Richard!" Alguien mencionó que deberíamos ir al otro lado de la sala, y reunirnos con las mujeres. Keith lo hizo y yo lo seguí, pero un par de minutos después Castaneda dijo que deberíamos volver a nuestros sitios.
Castaneda nos dijo que Lorenzo iba a leernos otra historia esa noche, pero no pudo venir. La historia trataba de un ganador del premio Nobel que vivía en Nueva Guinea; había adoptado unos ocho niños, y hacía que lo masturbaran. Aseguró que era una tradición en la cultura de Nueva Guinea que los niños pequeños masturbaran a los hombres mayores. "Ahí tenemos al Volador. En todo el mundo existe esta atmósfera pervertida. Seres que van a vivir siempre. Haceos pajas".
Florinda mencionó que hubo un tiroteo ese día, y yo, que había oído las noticias cuando iba a la sesión nocturna, les dije que fue en North Hollywood. La gente preguntó si los habían capturado, y también quienes eran y de qué nacionalidad. Castaneda dijo: "Deben ser mexicanos, porque no saben apuntar. Seguro que no les sale bien el atraco". Nos contó que el jefe de policía de la sección de narcóticos en México era tan tonto que vivía de alquiler en un apartamento propiedad de un capo de la droga. También nos contó la historia del director de un zoo en México, que iba a ampliarlo en una buena época económica debida a los petrodólares. "Necesitaba un gorila, pero es ilegal comprarlos, porque es una especie en peligro de extinción. Se fue a Miami a ver a alguien que tenía tres gorilas. El tipo le dijo: 'Te puedes llevar uno si quieres; yo no me hago responsable'. El mexicano eligió uno y cuando se lo llevaba, el gorila sacó una pistola y le dijo que estaba detenido. El hombre aseguraba, después de que su plan se vino abajo, que había escogido aquél por sus ojos".
"Don Juan solía decirme que todos nosotros somos gárgolas en un río de mierda. Nos pisamos los unos a los otros y nos meamos y nos cagamos encima de los demás. Algunos se pelean entre sí y suben a la cima, y otros se hunden en el río. No luchan, y a veces se ven subir sólo burbujas; apenas respiran. En ocasiones alguno es empujado hasta la costa, hacia afuera. Es entonces cuando los brujos tratan de lavarlos con una manguera. Pero es muy incómodo, muchos no pueden soportarlo, hace frío afuera, y se vuelven a zambullir. Pero si se les lava bien con la manguera, verán que es mucho más interesante estar fuera, y que entonces pueden ir a donde quieran".
"Ésta es una imagen horrorosa para mí. Volví a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y vi que el Departamento de Antropología estaba lleno de gárgolas. Algunos se toman en serio lo que hacen, académicos de verdad, pero nada de lo que hablan va a hacer que cambie nada. No los cambiará a ellos".
"Tenemos que ser más estrictos", indicó Castaneda, "y quizás entonces podamos ayudar a alguien. Mi doctora desapareció. Parece que se la ha tragado la tierra. Es una gran doctora. Me gusta ayudarla —le debo la vida. Pero es infantil. Ayudó a François perjudicándose ella. Y François no necesita ayuda. Se arregla muy bien solo. Habla francés", dijo sonriendo tristemente. "Y ella perjudicó su propia salud —se enfermó. Nos contó lo que queríamos oír —su versión de lo que queríamos oír. Cosas fantásticas".
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Al final se disculpó por suponer que disponíamos de dos horas, cuando sólo se había hecho reserva para una.
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Lunes, 3 de marzo de 1997, Casa de la Danza, Santa Mónica, 8 - 9 p.m.
[Escasa asistencia. Algunos llegaron tarde. Faltaron Carola, Talía, Nyei y la Niña Luna. De la clase dominical estábamos Greg, Paul, Marcos, Darby, Keith, Pablo y yo.]
"No os enferméis. No comáis cosas raras que cambien vuestra composición o interfieran en vuestro equilibrio. Carola está enferma. No puedo sacarle lo que comió, ni qué fue lo que compró en la escuela. No quiere admitirlo. Moriría antes que confesarlo". Se imitó a sí mismo preguntándole sobre varias cosas, y dando la respuesta evasiva de ella: "Todo lo que comí fueron verduras y carne y pollo".
"Nyei también se enfermó. Con ella es una cosa mental. Ayer estaba tensa por alguna razón. Se lo causo yo". La imitó respondiendo en un tono profundo y monocorde cuando él le sugirió que creara un nuevo documento para trasladar algo. "Después le pedí que me leyera una cosa y me dijo que iba a tardar un poco, porque tenía que abrir otro documento. Entonces volvió a explicarme los pasos que había que hacer. Le pregunté si había creado un documento nuevo y me dijo: 'No, sólo lo he marcado'. 'Bueno, ¿por qué no has creado otro documento?'" La imitó lloriqueando: "Se tarda mucho. Tengo que abrir esto y hacer esto". "Por qué no dice simplemente: '¡Sooo, más despacio! Dame tiempo'. Entonces yo pararía. Pero no lo hace. Actúa como si todo estuviera preparado y luego se derrumba".
"No os enferméis. Es una época extraña. No permitáis que os entre nada. Necesitamos cambiar".
"Don Juan dijo que podemos comer cualquier cosa, pero sólo en pequeñas cantidades". Castaneda imitó a la Niña Luna cuando salieron a cenar, con una voz retumbante diciendo: "¡Ah!, la comida es buena, ¿eh? ¡Buenos precios! ¡Buena comida!" "Hacemos eso: nos atiborramos y tenemos que eruptar. No vayáis a un restaurante mexicano cuando estéis muy hambrientos a atiborraros. En Versailles, comí cerdo, servido con judías, arroz y cebollas, y me enfermé. Comerse todas las judías te matará. Si comes sólo una pequeña cantidad, según don Juan, el cuerpo puede acostumbrarse a cualquier cosa. Eso es lo que él hacía —era un extraordinario catador?probando sólo las cosas. No vayáis hambrientos al restaurante o comeréis demasiado y empezaréis a eruptar".
"Hay dos fuerzas en el universo. Son la conciencia y el mar de la conciencia. La conciencia es como el ego, que aparece y lo ve todo con una mirada fría. El intento es esa otra fuerza a la que estamos conectados mediante el punto de encaje —¿quién sabe cómo??y que nos puede llevar a donde queramos ir. Una fuerza es luminosa y la otra oscura". [No especificó cual era cual.]
Trabajamos en una forma larga, pero mínimamente, porque Castaneda habló durante mucho tiempo.
"Necesito más tiempo. Me encuentro en la situación en que se encontraba don Juan cuando lo conocí. Alargué la vida de don Juan. Don Juan tenía esta extraña indiferencia, y ahí me encuentro yo ahora. Algunas veces me aterroriza".
"Ayer vi mi sombra. Dejé la ventana abierta y la luz que entraba creó una sombra cuando me levanté, que no había visto antes. Al principio creí que era una entidad y le pisé el pie. Pero no se movió. Al final extendí el brazo y encendí la luz y vi que era mi sombra. Cuando era más joven habría dado un alarido espeluznante en un caso así".
"Una vez había una entidad a los pies de mi cama con un sólo ojo y con aspecto amenazador. No era cosa de mi imaginación. Encendí el televisor y había un individuo haciendo un anuncio de coches usados con una extraña voz, diciendo: 'Voy a regalar este perrito' y me salvó. Me trajo de vuelta lo suficiente para que la entidad desapareciera. Pero yo ya había dado un alarido tal que había despertado a todo el vecindario, prácticamente haciendo que llegara la policía".
Después de quitarse el suéter de color marrón claro, que llevaba encima de una camisa roja de mangas largas, se dio cuenta de que no había cerrado la cremallera de su bragueta. Fue a mostrársela a Nury, y después se acercó a nuestro grupo de hombres. Nos dijo que siempre tenía problemas cuando se subía la cremallera, de manera que a veces no lo hacía. "Una vez me enganché el pincho con ella cuando era joven. Desde entonces, la dejo bajada con frecuencia. Don Juan dijo que hay ciertas cosas nuestras que son difíciles de cambiar. Es demasiada molestia, y no deberíamos perder nuestra energía en eso. Simplemente sosláyalas. En el caso de dejar la bragueta abierta, me dijo que quizá debería abrirla aún más y olvidarme de ella".
"Una vez casi dejo embarazada a una chica. Sus padres nunca estaban en casa y tenían una gran hamaca en el patio que sonaba cuando se movía. Yo venía a su casa, nos acostábamos en ella y teníamos sexo. Una vez su padre vino a casa y pensó que eran los criados tonteando allí. Se acercó y me encontró con su hija, y entonces fue cuando me enganché el pincho con la cremallera. Me estaba pegando también, pero mi pincho dolía tanto que no sentía los golpes. El doctor me dijo que recomendaba a la gente que usara botones en lugar de cremalleras. Se tarda más, pero no ocurren estas cosas". Keith nos indicó que él usaba botones.
"En una ocasión, en una cena, el secretario de un funcionario consular intentó advertirme de que mi bragueta estaba abierta, pero era tan sutil en sus movimientos y miradas, y haciendo muecas con los labios, que no tenía ni idea de lo que quería decirme. Sólo consiguió ponerme nervioso".
"Margarita también es una tragona profesional. Pero es una glotona que come bien. Se ve que es una comedora profesional por la manera en que se chupa los labios y cómo se le iluminan los ojos. También es bebedora". Imitó como bebía llevando su puño, con el pulgar apuntando hacia arriba, a sus labios e inclinando la cabeza hacia atrás. "Era otra alcohólica. Pero no bebía cualquier cosa. Tenía que ser algo bueno. Cuando Florinda y yo la conocimos, estaba realmente gorda y lo había dejado. Se pintaba los ojos, y pensaba que la pintura estaba alrededor de los ojos, pero estaba por la parte superior de la frente y por los pómulos. No sabía lo que se hacía". Florinda se rió y lo confirmó. "Tuvo esta racha, pero lo ha dejado. Por eso está gorda todavía, pero ha logrado parar".
"Se sabe los nombres de todos los que asisten a los seminarios. Le puedes preguntar: '¿Quién es aquel hombre de allí?' y te lo dice: 'Ese es Joe Higgins, de Alabamy. Fue a la Universidad de Texas. Pero sólo durante dos años. Tiene la pretensión de ser un académico, pero no lo es en absoluto'. '¿Quién es esa?' 'Esa es Victoria tal y tal. Tiene estudios. Hizo cuatro años en Berkeley'. '¿Quién es ése que hace Tensegridad tan bien?' '¡Oh!, no es nadie. No llegó a terminar el bachillerato'. '¡Ah, bueno, déjalo!'"
"Florinda y yo estábamos comiendo en un restaurante japonés antes de que hubierais nacido vosotros. Comíamos en Benihana y en Bonsai y en Taipan, en el centro. Uno de nosotros decía: 'Quiero shukyiaki', y el camarero nos corregía y decía: 'Eso es sukyiaki'". Lo imitó con una voz profunda de japonés. "Ella le decía: 'No, quiero shukyiaki'. Había alguien más [¿Taisha?] que preguntaba: '¿Qué es eso?' 'Bento'. '¡Oh, bento!' '¿Qué es eso?', interminablemente repitiendo cada palabra que el hombre decía".
"El grupo dominical puede ser una fuerza que me mantenga aquí, de la misma manera que yo mantuve a don Juan. Necesito un encargado. Pero François no sirve, porque está atascado con su lenguaje". Florinda interrumpió: "Te estás metiendo con el francés otra vez". Castaneda respondió: "No, puedo 'verlo'. Está atrapado en su lenguaje. Es una carga pesada. Es más fácil para los alemanes. Hay algo en el idioma alemán y en los alemanes que está más orientado al misticismo. Para los franceses es más duro".
Lorenzo interrumpió para decir que tres grupos de leones fueron entrenados para una película el año anterior. Dos de los tres grupos de leones venían de Francia, y el domador francés de los leones franceses hablaba a los leones sólo en alemán, no en francés. Florinda intervino: "Sí. No puedes entrenar animales en francés".
"Vamos a hacer una fiesta en Cleargreen en las dos próximas semanas. Las cosas se han puesto demasiado pesadas y necesitamos aligerarlas. Nos vamos a reunir allí y vamos a hacer representaciones espontáneas. Todos los presentes están invitados. Me gustaría que viniera mi doctora, pero se la tragado la tierra. Es demasiado infantil. Es frígida, pero asegura que su defecto es que es demasiado pasional. Como muchas mujeres mexicanas, ella es Doña Perfecta. Tiene que ser la señora perfecta, ha de tener respuesta para todo, tiene que saber cómo curarte, cómo matarte, te da consejos sobre todo".
Señaló a Ellis: "Este es otro 'ser perfecto'. Exactamente igual que su madre. Tiene que ser perfecta, y si no lo es, entonces se disculpa. Con eso es suficiente. Me pregunto cuántos otros seres perfectos tenemos aquí. Julius es otro ser perfecto. Pero ha sido bueno de verdad últimamente y no ha estado en su estado de 'Sr. Perfecto'. Lorenzo es otro que es cuasi-casi perfecto".
"La primera vez que vi a Lorenzo, fue en una fiesta en casa de Janet Yang con Oliver Stone. Janet estaba ocupada preparando una ensalada, y Oliver Stone se le acercó por detrás y le puso las manos en los pantalones para acariciarle el culo. De imbécil a imbécil". Florinda se ofreció para colocarse junto a Castaneda para que pudiera hacer una demostración, pero Castaneda no quiso. "Y Janet simplemente continuó sonriendo y haciendo la ensalada. Esto me recuerda a Anna Marie Bergstrom [¿Bingstrom?], la gurú que acariciaba las pelotas de su masajista".
"Cuando conocí a Lorenzo, fue la cosa más sorprendente. Sus fibras habían estado a la altura de sus pies —las estaba pisando?y consiguió levantarse. Lorenzo no va a cagarla. Él es fuerte".